Antes de la COVID-19, cada organización llevaba a cabo la transformación digital a su ritmo. Al adentrarnos en la nueva normalidad, la transformación digital ha dejado de ser un proceso u objetivo futuro y se ha convertido en una necesidad indiscutible que definirá cómo sobrevivirán las organizaciones en la actual era post-COVID.
La misión principal de todo departamento jurídico es proteger la empresa identificando y mitigando los riesgos de forma proactiva. Así pues, su función central consiste en gestionar los contratos a lo largo de su ciclo de vida: creación o redacción, negociación o revisión, aprobación, finalización y renovación o cierre.
Si los contratos no se gestionan de forma eficiente, tu empresa corre el riesgo de perder dinero y credibilidad. De hecho, según la IACCM, la mala gestión de los contratos cuesta de media a las empresas un 9 % de sus ingresos anuales. Asimismo, KPMG asegura que una mala administración de los contratos puede provocar la pérdida de hasta el 40 % del valor de los contratos.
El argumento de la pérdida de dinero y reputación a causa de una mala gestión de los contratos justifica de sobras la optimización de los procesos contractuales.
¿Pero por qué motivo la gestión del ciclo de vida de los contratos resulta indispensable en 2021?
La nueva normalidad instaurada tras la pandemia ha hecho que las herramientas de gestión de contratos sean vitales para la continuidad operativa, una tendencia que previsiblemente durará mucho tiempo. A medida que los profesionales jurídicos trabajen de forma remota más a menudo, aumentará la demanda de herramientas para garantizar que los procesos contractuales funcionen igual de bien que antes de la COVID-19.