En España, 2015 es el año de la justicia digital. Los cambios en curso en el sistema judicial producirán una justicia más ágil, con menos papeleo y comunicación más fácil y rápida entre los tribunales. La adopción de herramientas informáticas supondrá un notable ahorro económico (alrededor de sesenta y cuatro millones de euros) y la posibilidad para cualquier ciudadano envuelto en un proceso judicial de acceder en cualquier momento a los documentos de su interés.
Sin embargo el tema de la justicia digital no afecta sólo España: varios países de la Unión Europea, que están desarrollando un estándar común que agilice también los expedientes internacionales. Se trata de una cuestión actual, entonces: en este artículo intentaré aclarar los aspectos principales.
Qué es la justicia digital
La justicia digital está formada por tres grandes áreas:
- Sistemas de gestión de la administración de justicia.
- Herramientas de los jueces y los tribunales.
- Sistemas de comunicación entre los tribunales y las partes.
Cada una de estas áreas está compuesta, a su vez, de diferentes herramientas y tecnologías. Una parte importante de ellas están en uso tanto en España como en el resto de las naciones de la Unión Europea.
Estas tres áreas están fuertemente interconectadas entre sí. El éxito de la justicia digital depende de que las tres áreas avancen en la adopción de tecnologías de una forma suficientemente coordinada. Los sistemas de gestión de la administración de justicia son, con diferencia, los componentes más complejos y costosos. Están formados por tres grandes sistemas informáticos:
- Sistema de registro, seguimiento y gestión de pleitos.
- Sistema de gestión de tribunales.
- Sistema de gestión económica de tribunales.
Las diferentes administraciones de justicia de los paises de la Unión Europea se han embarcado en ambiciosos proyectos de diseño y construcción de complejos sistemas informáticos que cubren estas necesidades. Una parte considerable de los presupuestos dedicados a la justicia digital se ha dedicado a estos sistemas. Una vez que los sistemas están en funcionamiento, la dificultad real consiste en lograr que los diferentes sistemas europeos sean capaces de intercambiar información entre sí.
Las naciones europeas han desarrollado diferentes aplicaciones a diferentes velocidades y con diferentes prioridades. El resultado es que cada sistema es muy diferente a todos los demás complicando muchísimo el intercambio de datos. Para facilitar la interconexión, catorce países de la Unión Europea (entre los que se encuentra España) están trabajando en el desarrollo de e CODEX, el futuro estándar europeo de comunicación y transferencia de datos jurídicos.
El despliegue de herramientas de jueces y los tribunales es muy sencillo desde un punto de vista técnico y muy complejo desde un punto de vista de cultura de trabajo. Entre estas herramientas se encuentran los procesadores de textos, el correo electrónico, las bases de datos de jurisprudencia, el archivo digital de expedientes, la grabación de las sesiones y los sistemas de videoconferencia.
Todas ellas se apoyan en tecnologías maduras, estables y conocidas por la mayor parte de los profesionales. El problema es que adoptar estas herramientas ha supuesto cambios profundos en el trabajo diario de los tribunales. Ha sido necesario transformar hábitos de trabajo que se remontan a finales del siglo XIX. El cambio cultural en los tribunales españoles y europeos en los últimos diez años es realmente impactante. Los sistemas de comunicación entre los tribunales y las partes son la parte más visible de la justicia digital, porque es lo que los ciudadanos perciben cuando tienen que interactuar con la justicia.
El componente más importante es el portal de acceso a la justicia digital, que debe incluir los formularios para la realización de trámites administrativos, las herramientas online de seguimiento de casos y pleitos y los formularios de presentación online de demandas, respuestas y alegaciones. En España a partir del 1 de enero de 2016 toda la interacción entre los letrados y los tribunales debe realizarse a través de estos sistemas. Este es un cambio clave que exigirá un gran esfuerzo de adaptación a los despachos profesionales. Para trabajar de forma eficaz a partir de esta fecha, los abogados necesitarán sistemas informáticos que les permitan estar a la altura de las nuevas circunstancias tecnológicas.