La diabetes es uno de los desafíos de salud a nivel global de más rápido crecimiento del siglo XXI; el número de adultos que viven con la enfermedad a nivel mundial se ha más que triplicado en los últimos 20 años.1
La pandemia del coronavirus complica aún más este desafío de salud, ya que las personas con diabetes tipo 2 tienen más probabilidades de tener complicaciones graves, ingresos en unidades de cuidados intensivos (UCI), mayor duración de la estancia y mayor mortalidad por COVID-19.2
Dada la profundidad y complejidad del problema, las organizaciones médicas que se empeñan en tener un impacto positivo en la prevención y la gestión de la diabetes, así como en reducir los costes médicos asociados y el agotamiento de recursos clínicos, deben adoptar un enfoque centrado y basado en la evidencia que implique directamente a los pacientes.
Cada vez más evidencias demuestran que tener la colaboración de los pacientes en el tratamiento puede mejorar los resultados de salud, la eficacia de la práctica y la satisfacción del paciente y del proveedor.3 Puesto que los pacientes actuales son consumidores de atención médica mucho más informados, crear colaboraciones de confianza entre pacientes y proveedores, y empoderar a los pacientes como participantes activos en su propio tratamiento es una evolución natural en su jornada de atención médica.
Factores de riesgo de la diabetes
Para adultos estadounidenses de 18 años o más con diabetes diagnosticada4:
- 89 % tenía sobrepeso
- 68 % tenía tensión arterial alta
- 43 % tenía colesterol alto
- 38 % estaba físicamente inactivo
- 15 % era fumador activo
Colaboraciones de confianza con pacientes se traducen en cuidados y resultados optimizados
Dado que un mejor control de la diabetes y un buen control glucémico también pueden reducir los riesgos de complicaciones graves, como enfermedades cardiovasculares, ceguera, insuficiencia renal, amputación de extremidades inferiores y accidentes cerebrovasculares, y sus costes asociados, la mejora del tratamiento de la diabetes tiene beneficios de gran alcance tanto para los pacientes como para las organizaciones médicas.
El Comité de Colaboración de Pacientes en Salud del American College of Physicians desarrolló principios que posicionan a los pacientes en el centro del tratamiento al mismo tiempo que reconoce la importancia de la colaboración entre el equipo de atención y el paciente para mejorar la atención médica y reducir el daño. «Los principios establecen que los pacientes y las familias deben ser tratados con dignidad y respeto, ser colaboradores activos en todos los aspectos de su tratamiento, contribuir al desarrollo y mejora de los sistemas de salud, y colaborar con la educación de los profesionales de la salud».5
La comunicación respetuosa, la comprensión y el apoyo son elementos esenciales de un tratamiento eficaz de la diabetes. Las organizaciones médicas que fomentan la colaboración, la educación y el compromiso son más capaces de proporcionar conexiones consistentes, auténticas y personalizadas que:
- Generan confianza
- Fomentan la alineación entre los pacientes y los equipos de atención
- Capacitan a los pacientes para que tomen decisiones compartidas basadas enla evidencia
Cuando los pacientes sienten que no están solos en su jornada de atención, están más dispuestos a seguir los planes de tratamiento y a realizar cambios duraderos en el estilo de vida que generan mejores resultados. La mejora del cumplimiento del paciente reduce el riesgo de que un paciente desarrolle complicaciones más graves y el consiguiente agotamiento de recursos médicos.
Los adultos con inseguridad alimentaria pueden estar en alto riesgo de padecer diabetes no diagnosticada. La evidencia del estudio English Longitudinal Study of Aging sugiere que enfocarse en personas de grupos socioeconómicos bajos puede ayudar al diagnóstico temprano de la diabetes para adultos mayores.
Dentro de Sudamérica, Brasil tiene:
- El gasto medio anual más alto en salud por persona con diabetes (3117 dólares)
- El mayor número de adultos con diabetes (16,8 millones)
- Una estimación de 95 800 niños y adolescentes menores de 20 años con diabetes
tipo 1
Identificar los determinantes sociales y las barreras a cambiar
Los pacientes a menudo son conscientes de que deben comer más sano y perder peso, pero cambiar los hábitos no es fácil, especialmente los hábitos que requieren cambios importantes en el estilo de vida. Sin embargo, dado que la obesidad es un factor de riesgo mayor para la diabetes, superar las barreras y motivar tanto a los niños como a los adultos a controlar su peso es crucial. Un análisis de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) muestra que cada dólar gastado en la prevención de la obesidad genera más de seis veces el rendimiento económico.6
Es importante reconocer los aspectos únicos de las circunstancias de la vida de un paciente que influyen en estos factores y en la capacidad de cambiar. El nivel de educación, las finanzas, los antecedentes culturales, el transporte, el acceso a una vivienda asequible y los alimentos saludables tienen un impacto directo en la salud de los pacientes y en el gasto médico.
Según la Federación Internacional de Diabetes, la carga de tratar la diabetes «recae cada vez más a los países de bajos y medios ingresos, y afecta desproporcionadamente a los grupos más pobres, desfavorecidos y vulnerables, incluidos los pueblos indígenas y las comunidades minoritarias de los países de ingresos altos».7
Para apoyar mejor a estas poblaciones, los sistemas de salud deben ser más creativos para ayudar a los pacientes a superar los obstáculos que enfrentan. Por ejemplo, si los pacientes de bajo ingreso o de edad avanzada carecen de transporte, algunos sistemas de salud están trabajando con servicios de transporte compartido y transporte público para garantizar que los pacientes lleguen a sus citas. Si el acceso a alimentos saludables es un problema, una agencia de servicios podría conectar a un paciente con programas de asistencia alimentaria. Los pacientes que tienen dificultades para pagar las recetas médicas pueden ser elegibles para recibir ayuda de los programas de asistencia para recetas médicas.