En los primeros meses del 2020, cuando el COVID-19 golpeaba las puertas de las instituciones de salud de América Latina, los profesionales clínicos buscaron y compartieron artículos en una escala difícil de cuantificar. No toda la información era relevante, veraz o validada, pero tampoco se podía ser muy exquisito. Esperar a que el polvo se asentara y surgiera evidencia depurada era un lujo que los clínicos en el frente de batalla no se podían dar. “Cuando llegaron los primeros pacientes, las primeras guías dejaban un área de sombra muy grande en materia de atención y pronóstico”, recuerda el Doctor José Luis Sandoval Gutiérrez, Médico Especialista den Neumologia en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) en México. “Artículo que salía, artículo que compartíamos”.
En perspectiva, y si bien pasó el suficiente tiempo como para que emergiera evidencia relevante, la realidad sigue siendo la misma: a diferencia de los médicos dedicados a la investigación, los clínicos no tienen tiempo para leer y analizar cada nuevo artículo que sale sobre su especialidad, y la información se multiplica año con año. El punto de vista de Dr. Sandoval es privilegiado, pue ha estado en ambos lados de la calle: es clínico y tiene formación como investigador, siendo uno de los primeros “enamorados” de la Medicina Basada en la Evidencia en México. Actualmente se desempeña como Subdirector del área de Diagnóstico del INER, teniendo a su cargo la gestión y la logística en el auxiliar de Diagnóstico, lo cual abarca Medicina Nuclear, Laboratorios, Camillería, Traslados y algunas clínicas como Hemodinamia y Sueño, entre otras áreas, todas orientadas a la atención del paciente.